Traducir y bien-estar

Artículo de una colega invitada: Macarena Troscé

¿Se puede vivir de la traducción y ser feliz en el intento?

¿Se puede vivir de la traducción y ser feliz en el intento?

Esa es la gran pregunta para mí.

Porque sabemos que se puede vivir de la traducción. No digo que sea fácil ni rápido. Es un proceso que lleva tiempo, dedicación y constancia. Pero se puede. Y lo confirman la enorme cantidad de profesionales de la traducción que están trabajando y viviendo de esto hace años.

Entonces, si sabemos que se puede vivir de la traducción, creo que la pregunta que cabe plantear es si se puede ser vivir esta profesión con plenitud, tranquilidad, felicidad y abundancia.

Cuando estamos dando los primeros pasos, la sensación suele ser que no.

El mercado es demasiado confuso, parece haber una gran oferta del servicio a precios bajos, los cobros son un gran problema, no entendemos dónde encontrar clientes, nos vemos expuestos a mucha mala onda en los grupos de traductores y la incertidumbre nos supera. Al parecer, las agencias son demonios explotadores, nuestros colegas son la competencia contra la que tenemos que luchar, y nos espera un futuro negro y atemorizante.

Esa realidad existe. Y se puede vivir de la traducción y ser INfeliz en el intento. 

Podemos quedarnos ahí, en ese espacio turbulento de confusión, incertidumbre, miedos, tarifas bajas, competencia, explotación, cansancio y falta de bienestar.

Pero también podemos empezar, paso a paso, a construir un camino nuevo.

Y la buena noticia es que no hay UN camino. Hay muchísimos. Hay, de hecho, tantas posibilidades de vivir la traducción como traductores en el mundo.

Podemos encontrar una empresa que nos dé todo lo que necesitamos y trabajar in-house con ellos.
Podemos crear nuestra propia empresa.
Podemos ser freelance y trabajar con agencias del exterior.
Podemos ser freelance y trabajar con agencias de Argentina.
Podemos ser docentes o brindar capacitaciones.
Podemos dedicarnos a la traducción legal. O a la traducción audiovisual. O al interpretariado.

O hacer un poco de todo.

Las posibilidades son abundantes, flexibles y expansivas.
En el mundo del trabajo en línea, las puertas están abiertas, y no hay un techo definido.

PODEMOS vivir de la traducción y hacerlo desde el bienestar.

Pero, para eso, hay cuatro cuestiones fundamentales:

BUENA NUTRICIÓN

Nutrirnos bien es la base.
Necesitamos tener un organismo sano para funcionar de forma eficiente, y la salud de ese organismo está determinada, en graaaaan parte, por el combustible que le damos.

Por empezar, la comida.
Comer a consciencia te cambia la vida. Dejar de consumir lo que te venden y empezar a consumir lo que te hace bien. En la actualidad, la mayoría de gobiernos y organismos acuerdan en que la dieta más saludable (para sentirse bien, prevenir enfermedades e incorporar todos los nutrientes que necesitamos) es una dieta basada mayormente en alimentos integrales de origen vegetal. O sea: lo recomendado es reducir al máximo los productos de origen animal y los procesados (incluidos el azúcar y la harina refinada), y basar la mayor parte de nuestra dieta en una variedad de granos integrales, legumbres, vegetales, frutas, semillas y frutos secos.
Pero no crean en esto que leen… Anímense a probarlo durante una o dos semanas y noten cómo se sienten, cómo cambia su energía, su estado de ánimo, su rendimiento y su estado de salud en general.

Más allá de eso, la nutrición no pasa solo por lo que comemos. Porque también consumimos ideas, contenido y energías. Por eso, para estar bien, es importante nutrirnos con libros, documentales, sonidos, aromas, actividades, entornos y personas que nos hagan sentir BIEN. Que nos permitan expandirnos, abrir la mente, ensanchar el espíritu. Que nos dibujen una sonrisa.

No consumas cosas tóxicas. Ni comida, ni contenido ni relaciones.
Te merecés recibir lo mejor, dar lo mejor, y vivir con salud y alegría.

CONSCIENCIA

Por lo general, vivimos en “piloto automático” en muchos aspectos de la vida. Hasta que nos volvemos conscientes, claro.

Esto aplica a la alimentación, a nuestra relación con el dinero, a nuestra relación con nuestro ser y con los demás seres sintientes, a la salud y al trabajo. A todo.

Por eso, un gran primer paso es detenernos. Tal vez, sentarnos frente a un papel en blanco y empezar a escribir. O salir a caminar y reflexionar. O hablar con alguien que sepa escucharnos. Pero de-te-ner-nos a hacer conscientes nuestros patrones, reacciones, expectativas, deseos y necesidades.

¿Qué es lo que quiero? ¿Por qué? ¿A dónde estoy? ¿A dónde me gustaría estar? ¿Qué puedo hacer al respecto? ¿Qué personas pueden ayudarme? ¿Qué me enseñaron sobre esto? ¿Quiero seguir ese camino que aprendí o quiero tomar otro? ¿Qué herramientas me serviría adquirir?

Si no nos detenemos a observar la situación, no podemos transformarla a consciencia.

Sería como querer arreglar un juguete que no está funcionando bien sin detenernos a observar los mecanismos que pueden estar fallando. Sin saber si tiene un cable cortado o si le faltan pilas.

Si no entiendo mis mecanismos y no sé cómo funciono y por qué, no puedo transformarme. En cambio, si me observo, me analizo y me comprendo (desde el amor y la aceptación), puedo elegir cómo seguir avanzando. En todos los aspectos de la vida, incluso el laboral.

Permítanse actuar desde la consciencia, y hacer elecciones realmente sanas y disfrutables.

 

MOTIVACIÓN

En la traducción, conectar nuestros intereses con la profesión es fun-da-men-tal. De verdad. Es la clave. Por eso se insiste tanto con que trabajemos con una especialización. Y por eso tenemos que saber qué es lo que nos motiva.

En mi caso, es la salud y el bienestar. Y, cuando trabajo con proyectos en esas áreas, yo soy feliz, y los hago con ganas y alegría.
Cada persona tiene sus propios intereses y motivaciones, y es trabajo de cada quien detenerse a analizar esto. A veces, lo sabemos al instante. Otras veces, lleva un poco de tiempo. ¡Tengan paciencia y trátense con cariño! Y permítanse trabajar de lo que les gusta. Anímense, que se puede. Y es lo mejor que hay: despertarse todos los días con ganas de traducir, porque estamos trabajando en proyectos que nos interesan y nos motivan.

Permítanse decirle al mundo qué es lo que quieren hacer. Armen una imagen profesional vinculada con sus intereses. Anímense a pedir proyectos que les enciendan una chispa.

Sean conscientes de qué es lo que quieren (y por qué) y pidan eso que quieren recibir.

¿No quieren trabajar los fines de semana? Comuniquen eso.
¿Quieren trabajar con más proyectos de educación? Pidan eso.
¿Quieren dedicarse a hacer traducciones audiovisuales? Generen un perfil profesional con esa orientación.

Permítanse recibir lo mejor, dar lo mejor, y vivir con salud y alegría.

DETERMINACIÓN

Las cosas no nos llegan. No nos despertamos un día y tenemos un trabajo que nos gusta, salud y relaciones que nos hacen felices “porque sí” porque “pasó”.
Esas cosas se trabajan y se construyen sobre la base de elecciones y hábitos, a consciencia y con constancia.

La determinación tiene que nacer de nosotros. Y eso puede darnos miedo, porque implica que la responsabilidad no está “ahí afuera”, sino acá y ahora. Pero eso también es muy liberador, porque si no dependo de las circunstancias externas y puedo hacerme cargo, entonces puedo dirigir mi rumbo, establecer objetivos, moverme paso a paso y lograr todo lo que me propongo.

Claro que afuera suceden cosas que nos condicionan, tampoco es cuestión de negar que vivimos en un mundo, con personas, con imprevistos, con privilegios, con un sistema económico, etc. Pero siempre hay algo que podemos hacer al respecto, y siempre hay pasos que podemos dar para avanzar hacia donde queremos llegar.

Por eso, tiene que nacer de nosotros la determinación de sostener lo bueno que tenemos y de cuidarlo, y también de trabajar para mejorar en los aspectos que queramos mejorar.

 

Entonces, ¿podemos vivir de la traducción, y  hacerlo desde el bienestar?

¡Sí! Claro que podemos.

Con una buena nutrición, moviéndonos desde la consciencia y la motivación, y avanzando con determinación hacia lo que nos hace bien (a nivel físico, espiritual, mental, interpersonal, laboral, etc.), podemos llevar el bienestar a todas las esferas de nuestra vida.

Siempre desde el respeto, el tratarnos bien, el permitirnos errar, el permitirnos estar mal cuando sea necesario, teniéndonos paciencia, comprendiéndonos y cuidándonos.

Sabiendo que de todo se aprende, de los altos y de los bajos, de la luz y de la oscuridad.

Entendiendo que vivimos en una realidad abundante en la que cada persona puede tener lo que necesita y más, y que, cuando uno de nosotros crece, crecemos todos.

Con esa mentalidad, podemos lograr lo que sea.

“Me merezco recibir lo mejor, dar lo mejor, y vivir con salud y alegría”… Que ese sea tu faro. Siempre. En todas las relaciones, incluso las laborales.

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