“Trabajar los fines de semana no es para cualquiera”.

Siempre trabajé los fines de semana. Mucho, poco, algo, pero siempre trabajé los fines de semana. Muchas veces no lo hice por verdadera necesidad, sino para descomprimir un poco la semana, o cumplir con el plazo que necesitaba el cliente. A mí, me gusta hacerlo. Hay días en los que me cuesta mucho arrancar o seguir con textos interminables, como a cualquiera, pero por lo general me pasa a mitad de semana.

Trabajar los fines de semana no es para cualquiera. Si tomamos un trabajo el viernes para el lunes, es posible que nos perdamos esa fiesta o reunión armada a último momento (bueno…en 2020 tal vez sea más adecuado decir que tal vez nos perdemos un estreno en Netflix). Pero si la semana está cargada de obligaciones familiares o sociales, trabajar el fin de semana probablemente sea la mejor decisión. No hay obligación de llevar a los chicos al cole (en 2020…digamos que no hay obligación de estar en el Zoom del cole muchas horas por día), y no hay tantas llamadas ni correos electrónicos como de 9 a 18 los días de semana cuando la gran mayoría de las personas trabajan.

Hay quienes no disfrutan tanto trabajar los fines de semana o fuera del horario comercial habitual porque necesitan compartir momentos de ocio con la familia que suele estar libre sábados y domingos, y hay quienes disfrutan muchísimo aprovechar que el resto de la familia está “en otra” para conectarse mejor con el texto y el contexto.

Otro factor importante es la posibilidad de cobrar un recargo por urgencia si nos entregan un documento el viernes a las 19 h con entrega el lunes a las 9 a. m. Yo no suelo hacerlo con mis clientes habituales, pero a veces se justifica un recargo si el volumen es muy grande y tenemos que armar un equipo para cumplir con la entrega o si el formato es particularmente complicado, aunque esto no es exclusivo de los fines de semana, ya que ese recargo se aplicaría en cualquier momento de la semana. Si consideramos que son días no hábiles, el recargo puede ser simplemente porque la entrega es dentro de las 24 h hábiles y punto. De nuevo, esto es muy personal.

Para mí, la ventaja de tener prácticamente cero interrupciones durante el día (sin tantos correos electrónicos, llamadas, pedidos de presupuesto, consultas terminológicas), justifica el hecho de trabajar “a contramano”.

Otra gran ventaja es que si trabajamos los fines de semana tenemos una herramienta más para competir en el mercado y tomar esos trabajos que no estén tomando otras personas. Tal vez sea incluso una buena oportunidad para conseguir nuevos clientes, fidelizar a clientes ya existentes, o negociar tarifas más altas por tener disponibilidad los fines de semana y feriados.

Pero, si no te gusta trabajar el fin de semana, no hay obligación de hacerlo. Siempre respeté muchísimo a quienes se “desenchufan” a determinada hora, y por momentos incluso creo que me gustaría poder tener ese “superpoder” de desconexión. Yo lo sufro… me gusta mi trabajo y no me gusta dejar de responder si puedo hacerlo, aunque sea tarde a la noche o un fin de semana. Por suerte hay diversidad de personalidades en esta profesión y siempre habrá alguien disponible.

Vos, ¿trabajás los fines de semana, o derivás todo lo que sea después del viernes a las 18?

Si querés aumentar tu productividad y no trabajar tanto fuera de horario, no dejes de hacer el si todavía no sabés usarlo. Te cambia la vida usar esta o cualquier otra herramienta que te guste y te facilite el trabajo.

Te dejo una publicación en inglés un tanto relacionada del Blog de Corinne McKay con algunos consejos para lograr el equilibrio entre tu vida personal y tu vida laboral si sos del equipo “no trabajo los fines de semana”.